domingo, 27 de agosto de 2023

A las mujeres de mi vida

 Generalmente se agradece a las personas que de alguna manera han contribuido en tu vida. Y está bien. Ser agradecido es una manera de reconocer y bendecir lo bueno que se ha recibido a lo largo de la vida.

Sin embargo, poco se dice de agradecer a aquellas personas que por sus acciones negativas, también influyeron en la toma de decisiones personales. En el cambio de dirección. En reflexionar y hacer introspección de si se está cometiendo el mismo error.

Hoy inicio agradeciendo precisamente a esas mujeres que han sido un ejemplo de lo que no quiero ser y hacer. Agradecer a esas mujeres que me enseñaron en carne propia lo terrible que puede ser una mujer en contra de su propio género.

A esas mujeres manipuladoras. Controladoras. Mentirosas. Orgullosas. Violentadoras. Mujeres que no les interesa pasar por encima de las demás. Denigrarlas. Insultarlas. Usarlas. Hablar pestes de ellas, más aún cuando reciben ayuda incondicional.

Agradezco enormemente haberme topado en mi vida con cada una de ellas. Porque me enseñaron a la mala que la gente no siempre es como uno. Y que el peor enemigo de una mujer, lamentablemente es otra mujer.

Agradezco a las mujeres que hablan pestes de las "amigas" cuando están ausentes. Que platican sus secretos. Confidencias. Que exhiben su vida sin autorización. Que se burlan de su situación. Que las juzgan. Las destrozan sin compasión.

Agradezco a las que asumen un rol de jueces moralmente autorizadas para determinar quién es una p... quién no. Quienes juzgan por su status económico. Familiar. Laboral. Y determinan que son malas mujeres, esposas, madres, hijas solo porque así lo decidieron.

Agradezco a las que por su orgullo nunca reconocen un error. Que no tienen todo el conocimiento del mundo. Y que hacen tremendas maromas para salir avante. A esas mujeres que en lugar de prepararse, asumen que por gracia divina tienen el conocimiento del universo y si lo comparten es porque son buenas personas y hay que agradecer que quieran iluminar a los demás que vivimos en la oscuridad. Aún si eso incluye denigrar o insultar a los demás. 

Agradezco a las controladoras, a esas que deciden por los demás. Que asumen por los demás. Que se autonombran líderes absolutas. Que su palabra es ley y verdad infinita. A esas que de manera directa o sutil te dicen cómo debes vestir, maquillarte, caminar, ser... Que te critican duramente si subes de peso, si muestras tus atributos o si no. Que deciden cómo debes ser como madres, esposa, mujer. Que ponen sus lineamientos y cuidadito si no los sigues. 

Agradezco a las que violentan física o verbalmente a quien ven o más fuertes o más débiles que ellas. A esas mujeres que no les importa el cómo; sólo quieren ser las mejores a costa de lo que sea. A aquellas que inventan historias de sus "amigas" o conocidas para hacerlas ver terribles ante los demás. Sin importar que sus hijos o familia se enteren.

Agradezco a las mujeres que ponen trabas a sus compañeras de trabajo para que no mejoren. A las que aseguran apoyar, ser sororas; pero son incapaces de ver los talentos en las demás. La calidad de su trabajo y su importancia en que ellas crezcan por el bien de las demás.

Agradezco a las que marchan por las mujeres y cada día hacen una, dos o todas las cosas que he enlistado. A las que gritan en contra de los hombres y clavan el puñal detrás de la mujer quie tienen al lado. Agradezco enormemente esos ejemplos de esas mujeres que Dios me puso en mi camino para aprender.

En algunos casos fui víctima de ellas, en otros yo hice algunas cosas. Con el tiempo, reconozco que hubo veces que mi actuar no fue el correcto. Y hoy pudo disculpas a aquellas mujeres que lastimé. Agradezco su ejemplo de lo que No se debe hacer. De las consecuencias. Del daño que se ocasiona.

Agradezco su presencia porque me enseñaron lo que no quiero ser. Lo que no quiero para mis hijas. Lo que no se debe hacer si es que queremos superarnos, crecer, ser mejores. Les agradezco que me hayan abierto los ojos y no confiar en mujeres así. En alejarme de ellas. En buscar mujeres que no sean tóxicas. 

Pero también hoy agradezco a las mujeres que son íntegras. Que tienen los valores bien puestos y siempre te dan tu lugar. Las que son leales. Honestas. Sororas. Las que te impulsan. Las que cuando ven una oportunidad la ceden a quien tiene las mejores aptitudes.

Las que son reales confidentes. Amigas. Compañeras de trabajo y de lucha. Las que te muestran tus errores y están contigo aún cuando ni tu misma te soportas. A esas mujeres que no juzgan, sino que guían con razón y amor. A las que no les importa si estás gorda, flaca, despeinada, desmaquillada, borracha o cruda y te quieren y cuidan por igual.

Agradezco a la mujeres que se han alejado de mi vida y de las que me alejé. Agradezco lo que aprendí y lo que me hicieron reflexionar y cambiar. Agradezco haber dejado a quien no aportaba nada bueno en mi vida y en la de mis seres queridos. 

Y agradezco y bendigo a las que son luz y enseñanza. A las que siguen a mi lado a pesar de mí. A las que me buscan. A las que busco. Con las que puedo ser y crecer. Agradezco a esas dos hijas que han aprendido a ser esas mujeres que admiro y de las que estoy orgullosa. Por ser valientes, íntegras, fuertes, inteligentes, sensatas, amorosas, sororas.

A las mujeres de mi vida. Gracias por lo bueno y lo malo. Porque gracias a ellas tomé la decisión de ser mejor cada día. De aportar algo bueno a este mundo. De no dejarme vencer ni caer. 

Gracias a Dios por todas ellas


viernes, 11 de agosto de 2023

Simple reflexión a final de semana

 Hace tiempo tomé una decisión que definitivamente cambió mi vida. Pero sobre todo me dió un golpe de realidad en relación con las personas que tenía a mi lado. Durante años pensé que tenía muchos amigos, y no era cierto. Tenía amigos, conocidos y personas que se hacían pasar como amigos con la intención de obtener un beneficio personal.

En los últimos años he tenido una desbandada de personas en mi vida. Dejé de serles útil. Aún personas que yo nunca imaginé que eran de ese tipo, fueron las primeras en dejar de responder mensajes, llamadas. Me sacaron de redes sociales y de su vida como se saca algo que ya no sirve más.

No negaré que estaba desconcertada. Dolida. A muchas de esas personas les ayudé de varias maneras una y otra vez. Y su agradecimiento fue borrarme de su vida. Otros lo hicieron diciendo barbaridad y media. Otros de manera silenciosa.

Sin embargo. Hubo también quien en los más duros momentos, se acercaron a mí y no me soltaron. Personas con las que no tenía mucho contacto, se volvieron cercanas.  También están los que en ningún momento se han alejado. Y siguen presentes en mi vida, que siguen siendo parte de esta historia de mi día a día. Algunos más cercanos que antes!!!

Todo pasa por algo. Esa limpieza de personajes me dio un enorme respiro. Me enseñó que no soy yo la que les falló. Y qué en todo momento habrá personas que no son leales, genuinas y que no es mi problema.

Estoy en un proceso de sanación, de encuentro, de descubrirme, y de encontrar mi misión en este mundo. Lo que me sume que se quede. Lo que reste que se vaya. Ya no estoy para cargar con pesos inertes o con problemas ajenos. Ayudo al que me nace ayudar y si esa persona no lo valora, no es mi problema. Uno da lo que tiene.

Hoy es un parte aguas de nuevo en mi vida. Un nuevo caminar. Un nuevo capítulo en mi vida personal. Ayer Rosy me dió el más valioso de los consejos en medio de un momento de dolor: si no te valoran no te quedes; eres más fuerte y grande de lo que crees; y vales demasiado para los que sabemos la mujer que eres. Tus hijos te conocen a la perfección y aún con tus errores, hay muchas más cosas buenas. 

Me dijo que no dejara de escribir. De sentir, de reír, de ser yo. Que está segura que seré muy feliz, que no me angustie. Todo estará bien. Que me toca pensar y vivir por y para mí porque mis hijos estarán a mi lado todo el tiempo apoyándome. 

Todo pasa por algo. Y cada momento es de aprender. De analizar. De probar mi fuerza y de qué estoy hecha. Cada decisión que tome viene con algo bueno o malo que me va a ayudar a crecer, a conocerme, a seguir. 

Cómo dijo Rosy. A pesar de mis fallas, errores, el saldo es positivo. 


miércoles, 10 de mayo de 2023

10 de mayo

 Hoy es un día especial para aquellas que fuimos bendecidas con la maternidad. No sólo quiero felicitarlas a cada una. Quiero en especial dedicar este escrito a tres personas que me hicieron entender el amor incondicional, el perdón, la nobleza y la solidaridad: mis hijos.

Por alguna razón quisieron que está mujer fuese su mamá. Es cierto que vinieron a voltear mi mundo. A sacarme de mi zona de confort. Pero al mismo tiempo me  ayudaron a conservar esas cosas que te dicen no están bien en un adulto.

Gracias a ellos seguí siendo una niña y más cuando de caricaturas se trata y de juegos. Conservé mi risa escandalosa; mi curiosidad y mi capacidad de asombro. Seguir bromeando y reír de las cosas simples. No necesitaba estar presentable para que me dijeran que soy bonita. Ni peinar mi cabello o maquillarme. Gracias a ellos me sentí la mejor mamá del universo!!!

Me enseñaron a ser paciente. A ser más noble. Más juiciosa. Menos impulsiva. A escuchar con más atención. A entenderlos en sus diferencias y a amarlos como loca aún en sus malos días. Que podía hablar con ellos en vez de imponerme. Que pasar un día en pijama viendo películas y atacarnos de palomitas estaba más que bien!!! Que cantar en el auto con toda la pasión me alegraría el día y el tráfico pasaría a segundo plano.

Que comer helado, chocolates, skwinkles; fruta con chile, limón, Tajín y chamoy es un manjar; que desahogarse cuando se tiene un problema, un enojo es sano; que leerles en las noches serían de los mejores recuerdos; que jugar con ellos juegos de mesa sería mi bullying de por vida. Que cocinar todos juntos y quedarse en la sobre mesa reforzaría nuestros lazos. Que tener un momento para cada uno sería el día perfecto. 

Me enseñaron la nobleza al extremo. El amor incondicional. La solidaridad. Que llorar frente a ellos estaba bien. Que no necesito ser wonder woman, que puedo ser vulnerable frente a ellos. Que pedirles perdón no me quitaba autoridad ni respeto. Me enseñaron que el amor no se va cuando te enojas, regañas o castigas. Me enseñaron a ser fuerte ante la enfermedad y el miedo. A ser menos aprensiva ante sus aventuras y experimentos. A ser más abierta a nuevas ideas. Me enseñaron a ser más creativa. Me enseñaron que tener miedos ni estaba mal, que era humana como todos y que no estaba mal serlo.

Sé que venirme lejos de ellos fue muy fuerte y fueron sin embargo nunca me dijeron no lo hagas. Al contrario, me han alentado siempre aún a pesar de mis errores. Aún a pesar de haberlos lastimado y decepcionado. Han estado siempre apoyando a esta loca. Queriéndome. Apostando por mí.

Hoy me siento la madre más afortunada. Tengo tres tesoros que me eligieron a mí!! A pesar de todos mis defectos y miedos; quisieron que yo estuviera a su lado. Este día es por y para ellos. 

Gracias Rosy, Luisa, Miguel por tanto amor, risas, experiencias, vivencias, recuerdos, regaños, ejemplos, enseñanzas. Por estar aquí y por ser esas personas tan maravillosas. Estoy orgullosa de lo que logrado. De lo que son y de lo que dan a los demás. 

Gracias por permitirme celebrar este día a plenitud. 

 

jueves, 6 de abril de 2023

ESCRIBO... SALUD POR HACERLO DE NUEVO!!!!

Hoy me he sentado a escribir, tengo un lindo paisaje nevado frente a mí, y una taza de café. Estoy dejando que mi cabeza simplemente guie a mis dedos para poder apretar las teclas que formen las palabras y las frases que quiero en este momento exponer.
He tenido cambios radicales en mi vida y en mi persona en los últimos años. Hoy, me miro al espejo y veo una imagen diferente,  es cierto que en ocasiones esa imagen no me gusta, en otras sí. Pero lo que no puedo negar, es que esa mujer frente al espejo es alguien que aprendió primero, a descubrir que tiene alas, que sirven y que son más grandes y fuertes de lo que pensaba.
Aprendió a tomar decisiones, a delinear proyectos y metas a corto y largo plazo; por y para ella. A convivir con ella y conocerse más a fondo. Y vaya que es difícil esa mujer!!! con sus ideas, mañas, miedos, monstruos en la cabeza, con sus fobias y sus delirios. Pero fluye cuando escucha su música y canta, y baila, y toma su café por las mañanas y se deja llevar por el aroma... todo fluye cuando sueña despierta y habla sola para arrreglar su mundo. Todo fluye al igual que sus rizos sueltos que brillan bajo el sol. Con una carcajada despatarrada, que rompe el silencio de la casa como tren que va a todo vapor.
Hoy me he sentado a escribir, hacer lo que siempre me ha ayudado, me ha gustado y se me ha dado con facilidad. Por el gusto, por la añoranza, por la necesidad de plasmar lo que traigo en esta cabeza loca que de más de una vez me ha sacado de mis casillas, que me ha llevado del paraíso al infierno. Que me cuestiona, que no deja de trabajar, que no da tregua. Pero que también me aclara, me guía, me hace poner pies en tierra y recordarme que cada día es una ganancia, aunque me cueste abrir los ojos y buscar el moivo para iniciar.
Estoy sentada a miles de kilómetros de casa, de mis hijos, de mi tierra. Iniciando un nuevo capítulo en mi vida, no niego que a veces me preguno qué tan loca estoy para haber dejado todo e iniciar de cero. A veces me preguno si fue valentía, locura o cobardía. A veces me felicito porque he encontrado nuevas habilidades, he aprendido a ser paciente, menos atrabancada y más prudente. He aprendido a ser yo, y mis habilidades y virtudes son las que me han mantenido entre estable y medio cuerda. 
Hoy es Rosana la que da la cara por Rosana. Rudo asunto. Angustiante en ocasiones, con satisfacciones y caídas. Pero al final del día, agotada, enojada, frustrada, feliz... sé que ese día fue todo mío, bueno y malo, y que cada aprendizaje ha sido para mi bien y para seguir escribiendo esta nueva historia.
Estoy escribiendo con mi estado de ánimo similar al clima de aquí: después de varios días de nevada, hoy está el cielo azul y el sol brillando a más no poder... (de la temperatura mejor no hablamos, siempre he dicho que el sol en estos días es igual a la luz del congelador, ahí está de lindo adorno, pero no calienta ni por piedad de Dios) No negaré que se han vivido días complicados; que me he cuestionado mis decisiones, otros he querido tomar todo y regresar. Pero al nuevo día, sale el sol y veo lo que hago,  lo que me ha ayudado. No ha sido fácil, pero al ver mi imagen en el espejo, confirmo que ha valido la pena cada descalabro y cada premio.
Esoy sentada frente a mi computadora, escribiendo no sólo como terapia, sino como parte de lo que soy, de lo que en un momento se me dió como talento (eso creo y siento) y porque me gusta compartir de repente las cosas que salen de mi cabeza, de mi locura, incluso de esa cordura que en ocasiones se me esconde por días y de repente aparece poniendo todo de cabeza. Sí, de cabeza. Pero me ayuda a tener otra perspectiva de las cosas, de mi vida. Escribo, dejando que mis dedos recorran las teclas una y otra vez, que mi cabeza decida lo que se debe escribir, en momentos con rapidez y en otros, saboreando las palabaras, los momentos, volteando a la ventana  ver las montañas, el cielo azul que se escondió por unos días. Agradeciendo la oportunidad de un nuevo día. Agradeciendo las enseñanzas, las añoranzas, los recuerdos. Los días buenos, los malos y los que prefieron para el olvido. Los paisajes, los lugares conocidos, las nevadas, los sustos; los animales encontrados en los caminos. Los colores, los olores, los sabores. Las personas que he enconrado en el día a día, las sonrisas, las palabras, la compañía. 
Escribo desde mi locura, desde mi sonrisa que sale con las palabras, desde las lágrimas que han caído en este trayecto y por este escrito. Escribo, porque quiero regresar a hacerlo. Porque me gusta y porque lo quiero. Salud con mi café, con la montaña nevada, el cielo azul, el sol brillando, salud con el frío afuera y el calorcito dentro. Salud por este día y por las palabras que salieron para quedar escritas.


viernes, 28 de agosto de 2020

MI EQUIPO... MIS ÁNGELES

Cuando las cosas no se ponen bien, es normal que busquemos instintivamente un refugio. Un espacio, una persona. Y está bien. Es señal que contamos con un equipo de protección para casos de emergencia. Y es aquí donde  mi cabeza ha estado dando vueltas... todo con tal de no enfocarme aún en lo que los médicos y los estudios me dicen; está bien, tendré tiempo para entender y vivir con eso.
Cuando ´pienso en un equipo de protección me refiero no a un casco o botas. Me refiero a esas personas en específico en las que uno piensa al momento en que tenemos un contratiempo, un problema, un accidente... esas personas que son indispensables.
Por eso es importante saber quién debe ser parte de ese equipo. Por qué? porque deben ser quienes estén a tu lado aún cuando ni tu mismo te soportas. Que se sienten al borde de la cama aún cuando sólo quieres ver el techo y pensar lo miserable que eres.  Que te lleven un vaso con agua aunque no seas su persona favorita en ese momento.
Que aunque esté enojad@ contigo, piense en qué podría alegrarte... un chocolate, un  té, una película, un abrazo... o simplemente el saber que estás ahí y no te moverás pase lo que pase. Ese salvavidas que sabes que estará presente pase lo que pase.
Es necesario ese equipo... pero qué tanto estamos nosotros dispuestos a ser parte de ese equipo para otra persona? En las buenas todos podemos decir que sí. Pero en el análisis ya cambian las cosas. No es fácil. Porque implica darse. implica dejar el egoísmo, el coraje, el orgullo. Significa SERVIR. Y es ahí donde la puerca tuerce el rabo.
Porque ya nos justificamos, ya tratamos de deslindarnos... es que me dijo, es que me hizo. Es que ayer no me hizo caso, es que no me llamó. Es que reacciono así por su culpa...  es que si no me va a dar para qué me arriesgo. Cuando quieres a alguien, cuando te IMPORTA alguien estas ahí. PUNTO.
Tienes tu equipo de protección? Felicidades.
Eres parte del equipo de protección de alguien? 
Sé que soy una persona compleja, complicada. ( Mi padre me decía rompimos el molde contigo y afortunadamente quemamos los planos... ) sé que en ocasiones no es fácil lidiar conmigo, para mí tampoco ha sido fácil hacerlo; pero en verdad agradezco cada día a esas personas que decidieron ser mi equipo; que aquí están. Que no dudan en apoyarme aún cuando ni yo misma sé qué quiero o necesito.
Agradezco a quien con una llamada, un gesto, una palmada, una sonrisa, un detalle se hacen presentes. Bendigo a esas personas que aún cuando quisieran acariciar mi mejilla... con un ladrillo... un par de veces... están al pendiente de mí y me lo hacen saber y sobre todo; me hacen sentir que le importo y que valgo la pena.
En estos días mi vida ha dado un giro. Me enfrento a cosas como la diabetes que conozco porque la padeció mi padre y sé que mi condición me hará batallar un poco más de lo usual. Pero también me enfrento a viejos conocidos como el riñón... y a nuevos retos que ni siquiera puedo pronunciar!!! 
La primer sensación es el balde de agua helada... todo de golpe... montoneros. 
Luego... miedo... qué pasará... y sí no funciona... y si deriva en... y si...
Luego el orgullo de vamos a darle aunque sean en bola... para todos tengo y me sobra!!
Pero también hay esos momentos en los que me pongo a investigar, a buscar cómo puedo ayudarme: en qué me debo de fijar, qué debo de escuchar en mi cuerpo, cómo me debo manejar en adelante.
Y en cada de esos momentos... ha estado mi equipo... me han visto llorar, enojarme, preguntar, desesperarme, temblar.... maldecir... reír y bromear. Y me hacen cada vez más fuerte. Me dan la seguridad de que podré con esto. podremos con esto. Porque NO estoy sola y eso es una bendición.
Te invito a que veas quiénes son de tu equipo... y tu de quién o quiénes eres equipo.
Agradéceles por ello. Bendícelos... esos equipos son Ángeles de la Guarda...

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Regreso a casa...


En la búsqueda de mi identidad, en ocasiones mi mente llega a la casa de la abuela. Referente indiscutible de la familia. Esa casa que durante mi niñez representaba la familia, la unidad, todo lo que una persona de mi edad pudiera necesitar, lo encontraba ahí. Mis grandes amigos que siempre han sido mis primos hasta el día de hoy, quienes durante mi estancia me hacían agradecer cada día el tener a esa gran familia.
La figura de mi abuela, imponente, recta, recia. Una mujer que tuvo que sacar adelante a sus hijos, ser ejemplo de fortaleza, una mujer que vivió épocas duras, tristes, pero también que vió premiado sus esfuerzos al tener a sus hijos y nietos alrededor de ella.Que su palabra era ley, que su ejemplo era un desafío, que su cariño era inmenso para cada miembro de la familia; que lograba cada año el milagro de reunirnos a todos por más lejos que estuviéramos, pero sobre todo, que nos hizo orgullosos de saber que venimos de una gran casta y de una gran mujer.
La casa de la abuela, lugar de referencia para muchos momentos de mi niñez y adolescencia. Un lugar que a la vista de muchos puede ser igual que todos. Una casa más en una ciudad como cualquiera del país. Pero para mí, es el símbolo de mi familia, de mi memoria. Ese jardín en el que platicaba con mi papá por las tardes en lo que se fumaba su cigarrito. O las mañanas en la que ayudaba a la abuela a arreglar el jardín... o a cortar  granadas... o a corretear al perro, ante los reclamos de ella por el pobre animal que me tenía que soportar.
Esa ciudad, que de pequeña podía recorrer de lado a lado sin problema... ir al golfito con los primos caminando una mañana y regresar por la tarde todos sudados; devorando toda la comida que encontrábamos a nuestro paso. Ir el domingo a la presa simplemente a no hacer nada... a platicar y convivir con los primos. O caminar por la tercera en las noches de verano tomando un helado root beer. O ir al rancho y hacer enojar a mi madre por tener la audacia e inconsciencia de meternos como locos a nadar en el canal.... con el agua caliente gracias a las agradables temperaturas del desierto.
Pero mi identidad no se basa sólo en los recuerdos. Pero en cierto sentido, mi pertenencia inicia en esa casa. En ese jardín, en ese patio y que va más allá del apellido, de la sangre.
Quizá el que tratemos de conservar ese lugar nos permite sentir que seguimos honrando a la abuela, que valoramos cada momento todo lo que hizo por sus hijos estando sola. Es conservar esa memoria de ella, de su vida y de su entrega; de todo lo que hizo por tener a la familia no sólo reunida, sino unida, en las buenas y en las malas. Es el reconocer que venimos de un lugar en específico y que podemos regresar a cargar las pilas, a respirar con nostalgia nuestro pasado y rescatar con melancolía uno a uno los recuerdos que nos evoca regresar ahí.
Es quizá esa necesidad d tener un lugar visible que nos recuerde nuestro origen, más allá de la casa paterna. Un lugar que nos conecte de alguna manera con nuestro pasado, con nuestras raíces, con lo que forma de alguna manera nuestra escencia.
Y porqué no, tambien esta la casa paterna, esa casa de donde salí para formar mi propia familia. Eseluagr que uno llega a conocer de rincón a rincón. Esa casa que uno deja con tristeza, pero que sabe que estará ahí. Esa casa que continúa con la rutina, con los olores y colores. Con su jardín y patio lleno de flores y árboles, porque así mi madre lo decide.
Esa casa con el perro y gato en el patio y que sólo entran porque rebelándose a la regla materna, uno tiene esa necesidad de abrazarlos y meterlos.. y si no soy yo, es alguno de mis hijos. Esa casa con sus grandes muebles de madera, con su escalera recta y el gran librero en el descanso. Esa casa que también es centro de reunión, que en lo personal me cuesta visitar.  Esa casa en la que los recuerdos buenos y malos se agolpan de repente, en la que en cada esquina se esconde un recuerdo, en la que los aromas de mezclan con la ausencia, esa casa en la que las risas de repente dan lugar a las lágrimas, a la melancolía, a la añoranza, al querer de repente regresar el tiempo,  o detenerlo.
Pero al final, sea la casa que sea, no es el edificio lo que son mis raíces, es la gente que está o ha estado en ellos. Es la abuela con su bagaje, con sus enseñanzas, con sus lecciones, con sus regaños y por que no, con sus displicencias. Es esa mujer que nos enseñó a ser familia,  a sentirnos orgullosos de cada persona que la conforma;  a querer a cada miembro de ella mas allá de la sangre. Y a saber que podemos regresar allá y sentir el calor, el apoyo y el amor de cada uno.
No es la casa de mi padre, es lo que hizo por mí y en mi. Cada enseñanza, cada recuerdo, cada vivencia. Es el estar de nuevo tirada en el suelo hojeando sus libros, escuchando su música, cantando con él. 
Es hacer vida cada lección y transmitir a mis hijos lo que somos, de dónde somos. Transmitirles el orgullo de ser parte de una gran familia, de un bello linaje. 
Mi identidad es mi abuela, es mi padre. Son esos bastiones que aunque ya no estén en sus casa, siguen presentes en mi vida, en  mi acturar. Son los que me heredaron valores, moral, cultura. La pasión por vivir y el respeto por el otro. Son quienes me dan la fortaleza cada día, la alegría por la música y por las cosas pequeñas.Los que me enseñaron el valor de la familia y la importancia de tenerla unida.
Mi identidad es mi padre, mi roca, mi confidente. Quien me ayudó a descubrirme, a crecer, a ser independiente, a ser yo misma. El hombre que me dio las armas y el valor para ser diferente, original y sentirme plena por ello. El hombre que siempre me mostró calidez y confianza, aún cuando no coincidiéramos.
Mi identidad es más que una casa. Es mi sangre, mis raíces, mi educación... mi casta. Es lo que  me heredaron el día que nací y lo que he acumulado  con el paso del tiempo y que a su vez les estoy dejando a mis hijos. Es el orgullo de mi gente, de mi pertenencia.
Regresar a casa es más que hacer un largo viaje; regresar a casa es honrar cada momento de dónde vengo, es sentirme valiosa por lo que soy... regresar a casa es no olvidar a mi familia, a mi abuela, a mi padre... es no olvidarme, no perderme... hoy regreso a casa, como ayer, como mañana...



jueves, 29 de diciembre de 2016

Para mi fin de año

Ya se termina otro año. Este en particular fue difícil para mí en lo anímico, en lo personal, en lo familiar, en lo laboral. Cierto que todo inició desde finales del año pasado. Un remolino de dimes y diretes, amagos y situaciones que no favorecieron en lo absoluto ya ya frágil y muy deteriorada situación familiar.
Me reclamaron, me amagaron, me intentaron adoctrinar de que era "mi obligación" de que siendo como ellos quieren sería entonces una buena persona, hermana, hija, esposa, madre y de más...
Dejen decirles, que las cosas no son como creen ni serán como esperan: no hay cuentos de hadas y no hay malos ni buenos en esta historia. Sólo malas decisiones, malos momentos, pésimos consejos y sobre todo, esa ridícula necesidad de poner a competir a los familiares entre sí, de buscar la aceptación del otro en base a caprichos.
Me costó años entender de que quien te quiere, lo hace simplemente porque le haces sentir bien, porque le nace quererte. Quien te exige, quien te pone condiciones, quien te compara con el otro, quien decide qué lugar tienes en su vida en base a qué tanto te humillas, qué tanto dejas que los demás te utilicen, te agredan, qué tanto dejas que te manipule y controle tu vida, tus actos, tus decisiones, no te quiere....
Ese tipo de acciones, sólo me han demostrado una y otra vez un tremendo egoísmo y una incapacidad de darte al otro, de construir en base a la confianza, en descubrir del otro cosas que te ayuden a crecer, a tener ora mirada del mundo, que te ayuden  a pensarte como alguien importante y valioso; no como algo que se utiliza par el beneficio de dos o tres, y cuidadito de renegar o pedir un "gracias".
Quizá no soy la hija, la hermana, la tía, a esposa o la madre perfecta. Y honestamente nunca ha sido mi intención serlo. Eso me quedó claro hace muchos años, primero, porque siempre me dejaron muy claro de que nunca llegaría  a los estándares mínimos establecidos por aquellos que me comparaban todo el tiempo con mis hermanos, con su físico, su intelecto; porque ellos sí hacían lo que se les pedía, ellos sí eran los buenos, yo... yo era una pérdida de tiempo.
Con los años, me dí cuenta de que esa imperfección permanente me había ayudado a buscar más cosas, a no ser conformista, a cuestionar,a ser curiosa con la vida, a seguir maravillándome, a seguir descubriendo miradas, palabras, colores, aromas... Y por lo tanto, era la imperfecta por eso mismo: por cuestionar, por no quedarme con la primer o única explicación; por saber que tenía muchos derechos, y que iba a defenderlos... porque soy imperfecta.
Y ante la amenaza de "ya tendrás tus hijos y pagarás todas la que has hecho", me he dicho una y mil veces: no fui tan mala como me decían, pues mis hijos hasta hoy no me han hecho pagar ni sufrir lo que me predecían con esa seguridad que da ese autoritarismo disfrazado.
Y este año, mi cabeza y mi  corazón han estado desmenuzando cada escena de mi vida, desde mi infancia hasta el día que corre en la actualidad. No fue tarea fácil. Es cansado, agotador, deprimente, pero sobre todo, una tarea muy solitaria.
Entre eso y un ambiente laboral nada deseado, había días en los que no sabía si rendirme o aceptar esas palabras "eres una mala persona, nunca harás algo bueno" y renunciar a todo y dejarme caer.
Y algo pasaba... una llamada, un mensaje, una publicación que me recordaban que no soy perfecta, que nunca he querido ser perfecta, pero sobre todo que nunca me ha importado ser perfecta. Por Dios! si son esas imperfecciones las que me han ayudado a ser lo que soy;  a valorar todo lo que tengo, lo que hago; a agradecer por mi esposo, mis hijos, por cada amigos que llega por cada amigo que se va. Por cada triunfo, por cada fracaso.
Y entonces vienen a decirme de que soy la responsable de no se que tantas cosas y personas, que debo estar ahí aunque me traten mal, pésimo o como puedan. Que lo que soy y lo que tengo debo de ponerlo a sus órdenes, porque para eso me lo dio Dios: para ayudar a mi gente, porque es mi obligación.
Y me vienen a querer dar lecciones de vida y de bondad. Encasillándome en el papel de malvada, de inconsciente, de mal ejemplo y casi de deshonor....
Y se preguntan todavía por qué soy rebelde....
Aviso: no es rebeldía; es sensatez, congruencia, amor propio, dignidad.
Y poco a poco, mi pecho dejó de sentirse oprimido, mi cabeza se sentía más liviana, mi risa más ruidosa y mi mirada más brillante.
De repente, me sentí ligera, tranquila, renovada. Había tirado el lastre que cargaba por años.
Mi padre me enseñó a amar sin medida, pero cuidando mi dignidad. Me enseñó a no odiar, pero seguir siendo cautelosa.  A confiar en el otro, pero no dejar que me utilicen. Pero sobre todo, me enseñó mi propia valía y una y otra vez resaltaba ese "modo poco convencional de vivir y de hacer las cosas, que ante todo pronóstico, me salían más que bien".
"Tu conciencia te guía", me decía, " si no te anda dando lata, si te deja hacer tu vida con tranquilidad, señal de que tu conciencia está bien" y sí. Hasta hoy en este sentido, no me dicho que estoy mal, ni que debo pedir disculpas, o reconsiderar nada. Por más que terceros de una u otra manera insistan en que debo hacer algo para mejorar mi actitud.
Y cada que llega mi cumpleaños, navidad, año nuevo o alguna fecha en especial y me preguntan qué haré, dónde lo pasaré, mi respuesta es simple: estando mis hijos, mi marido, la gente que quiero, la gente que me quiere tal cual soy,  lo de más, es lo de menos.
Cierto que no ha sido fácil, no tener quien me aconseje, quien me enseñara a ser madre, quien me acompañara en momentos claves de mi vida. Es cierto que aprendí a tomar decisiones y aprendí a afrontar las consecuencias de las mismas; me hice más fuerte, mas independiente, más segura de mí.
Hoy sé que eso lo ven mis hijos. Ven a una mujer, a una madre, rara, diferente, medio loca, que rompió esquemas, pero que cada paso que da, lo da con seguridad y convicción. Sé que ven a una madre que les enseñó a quererse sin competir entre ellos, que saben lo valiosos y geniales que son. Que el tiempo con ellos es un enorme tesoro que Dios me ha dado. Si soy tan mala, por qué me dió semejantes ángeles para cuidar?
Hoy sé que Migue me ve con orgullo. Que su confianza no ha sido defraudada en ningún sentido. Sabe lo que he pasado y en él me he refugiado miles de veces, es mi roca, es mi inspiración y ese  motor de ser mejor cada día.
Y a unas horas de cerrar el año, me he dado cuenta de que estoy rodeada de gente valiosa e importante en mi vida: Un marido y unos hijos fuera de serie, son lo mejor de mí.
Tengo unos primos fabulosos, unos sobrinos increíbles, amigos que son ya familia, hermanas con el apodo de amigas que han estado a mi lado en las buenas, en las malas y en las peores. Unos compañeros de trabajo que me han aceptado, aguantado y querido como no lo esperé... unos chamucos que son lindos y alegran las horas en la oficina.
No incie bien este 2016, fue difícil llevar los días y las semanas, pero al final, el saldo es a favor: a mi favor!
Y no estoy dispuesta a que me cuestionen, reclamen o intenten colgar medallitas ni obligaciones que se inventan por calmar a lo mejor su propia conciencia. No estoy dispuesta a competir por una palabra amable o un trato frío. No estoy dispuesta a dejar o mucho que hoy tengo, por lo que otros quieran darme de propina  exigiendo de mí mi dignidad  o la de Migue o la de mis hijos.
Ya se termina este año, y dejaré ir todo lo que me ha lastimado, pero que me ha reforzado y hecho crecer más, madurar y también aceptar. No le deseo mal a nadie, bendigo a todos y pido a Dios por que les de luz, sabiduría y mucho amor que les permita sanar y madurar.
Gracias 2016 por todo lo malo y gracias por permitirme aprender y seguir adelante con mayor seguridad en mí en cada uno de mis pasos; por dejar aquello que pesaba y era inútil en mi vida.Gracias por que en los momentos difíciles me permitiste aprender y ver lo bueno de las cosas.
Adiós 2016... Hola 2017, y tú nuevo año, pórtate bien!!!