miércoles, 12 de junio de 2013

SER Y HACER...

Ayer en una reunión que tuvimos con varios matrimonios, el sacerdote que guiaba la reunión, hizo un comentario que realmente me hizo reflexionar y ocasiono mi desvelo. Comentaba que ese día tuvo una charla con un seminarista de 3ro de Teología, que es candidato a ser diácono para diciembre, sin embargo, dice el sacerdote, no esta convencido de recibirlo. La razón era muy simple: para ser diácono, sacerdote, o lo que sea, primero debería ser cristiano. Estar convencido de serlo.
Y me puse a pensar, cuantos de nosotros nos decimos cristianos, pero no lo somos. Hacemos cosas porque eso es lo que sabemos hace, porque eso es lo que esperan de nosotros. No las hacemos por otro motivo, como una maquina que se levanta y realiza durante el día, una serie de movimientos rutinarios para satisfacer el ego propio.
La pregunta que sigue es: cómo es eso de ser cristiano primero? Muy simple, estar convencido primero de esa fe, pero sobre todo, transmitirla con nuestras acciones. Si vas a hacer un favor, no lo hagas si esperas un agradecimiento, honores, una ceremonia... hazlo porque ayudar al otro, así de simple. Y retírate antes de que el ego aparezca y espere una cascada de palabras hermosas, gestos, regalos....
Ser cristiano primero, es fácil en el papel. Según lo que entendí es hacer las cosas razonadas, pero con el corazón. Amar lo que haces y hacerlo para encontrar el bien. Si eres ama de casa, haz esas pequeñas cosas como lavar trastes, sacar la basura, arreglar, cocinar, no porque eso hacen las amas de casa, o porque eso espera tu familia que hagas... no. Hazlo pensando en que es ayudará a tu familia a estar en un mejor lugar, en su refugio que les ayudará a tener seguridad, apoyo... 
En tu trabajo, por más agobiado que estás debes estar convencid@ de que lo poco o mucho que realices ahí sirve para algo. El responder el teléfono con amabilidad, pensando en que quien está del otro lado de la línea por alguna razón te llamó a ti, o te tocó atenderlo...
Antes de Hacer algo, debemos SER alguien. No significa que debemos ser alguien importante, o tener un buen puesto... Ser alguien es primero conocernos detalladamente, saber nuestros defectos, virtudes, conocer nuestro potencial y limitantes. Saber desarrollar ese potencial, hacerlo día a día. Ser una persona íntegra, honesta, correcta. Ser a esa imagen y semejanza de quién fuimos creados. Y de ahí, podemos entonces HACER, y ese hacer no será rutinario, monótono, será con un sentido, con un valor.  
Ser cristiano no significa andar por las calles con rosario en mano, juzgando a todos por los errores cometidos, sintiéndonos superiores por andar de rezanderos, lanzando esas sentencias de la abuela "Pero hay un Dios que todo lo ve..." o asegurando que si te caes, pegas o si por algo tuviste un mal día, es un castigo de Dios porque de seguro hiciste o pensaste algo que lo ameritaba...
Ser cristiano no es estar metido todo el tiempo en el templo, ni participando en todas las pastorales posibles... es demasiado sencillo, pero nos encanta complicarnos la vida y queremos hacer las cosas más complicadas, que al final de cuenta no nos exigen una labor de conciencia, de razón, del corazón.
Optamos por la crítica, el comer prójimo, es más fácil señalar los defectos del otro, y desmenuzarlos con lujo de detalles, suponer sus conductas (siempre de manera negativa), justificándonos una y otra vez de que estamos cerca de Dios, rezamos 15 veces al día, vamos al templo, conocemos sacerdotes, religios@s, a los que no sólo les hablamos de tú, sino que visitan con suma frecuencia nuestra casa... y por lo tanto, tenemos más autoridad moral que los demás y nos etiquetamos como "salvadores" de aquellos menos afortunados que según nosotros se alejaron del camino correcto... Y la mejor manera de acercarlos al buen camino, es destrozándolos, adjetivándolos, haciéndolos ver como herederos de satanás, o de Hitler... se nos olvida por completo el buen trato, la educación, la compasión, el amor...
Si, ese seminarista dio en el clavo de muchos de los problemas de nuestros dias: no sólo perdimos la ruta, la brújula, sino los valores, el sentido de cada cosa que realizamos en nuestra vida. Para nosotros es más fácil insultar al automovilista que se nos cierra o nos echa el auto a la brava, que simplemente pensar que algo debe de traer y procurar no imitarle. Es más fácil exigirle a la cajera que se apure en cobrarnos y al salir decimos que es inepta, lenta, deficiente... 
Se nos hace sencillo decirle a nuestros hijos que sus maestr@s están poco preparados, están mal, son retrógradas... es mas simple el descalificar al otro, con o sin razón, descalificamos, nos olvidamos por completo de que nosotros también tenemos defectos, muchos y de que nuestra conducta no siempre es la adecuada, razonable, amable... pero nosotros si nos justificamos y exigimos que se nos pasen por alto nuestras grosería, olvidos, atropellos hacia el otro... somos un amor de persona!! si nos equivocamos es por que los demás nos sacan de quicio, son desesperantes entienden, pero yo, yo soy una persona di-vi-na!!!
Y en toda esta reflexión nocturna que me aventé, me dí cuenta de que lamentablemente, aquellos que utilizan para todo la palabra Dios, en el afán de exhibir, de mostrarles a los demás sus creencias, su entrega, su trabajo, aquellos que te dicen que rezan todo el día, pidiendo por los demás (por mis suegra y cuñadas que son una metiches desobligadas, por el jefe de mi marido, que es un negrero amargado; por la vecina que pobre no tiene vida y anda metiendo la nariz en la vida de los demás y no se fija que su hija llega diario pasada la medianoche, que su hijo dice que estudia pero ni se para en la prepa...) aquellos que al ayudar al pobre, al limosnero tiende a despreciar su condición, aquel que al estar frente a una persona con discapacidad lo trata con una piedad maquillada (pobrecito!! que martirio para sus padres, mira lo que debe de sufrir, yo no se qué haría si me saliera un hijo así, hay que ayudarles porque ellos no tienen ya ni idea ni paciencia para hacerlo)... Soy compasivo? no, pero me HAGO el compasivo...
Si, lamentablemente dejamos de SER y nos pusimos a HACER, qué dónde está lo malo en esto? cuando dejamos de ser, se nos olvida el sentido de las cosas, el valor de las personas, la importancia de nuestras tareas diarias. Dejamos de pensar en el otro y nos centramos en nosotros mismos: dejo de SER madre y HAGO cosas de mamá para que vean mi entrega, mi amor a mi familia... cuando SOY madre, cada acción va encaminada al otro, fluye de manera natural, certera, no me interesa la opinión del otro: me interesa la de mi hijo, así que mis actos son guiados por los valores, por la ética, enfocados en hacer de mi hijo un ser humano competo feliz, independientes, que sepa realizarse cada momento de su vida...
SER para después HACER, ese es el orden. Debo estar plenamente convencido de lo que soy, para entonces poder entender mi papel y hacer lo que debo de manera correcta...
Ser cristiano antes de hacer cosas de cristiano, ser madre antes de hacer cosas de madre. Ser político, maestro, chofer, cocinero... lo que sea nuestra vocación, antes de hacer cosas de maestro, chofer, cocinero, etc., sin tener la menor idea de cual es el sentido, el alma, la entrega... pienso que así dejaríamos de decir, pero sobre todo de hacer tanta barbaridad a lo largo del día... 
Y tu ERES o te HACES??