lunes, 27 de mayo de 2013

Familia política...

Esta vez escribo de algo que todos padecemos en mayor o menor grado, pero que es difícil hablarlo por los problemas que nos puede acarrear...
Familia política, y hablo de la mía y de la de mi marido, porque sí, también nuestra pareja tiene familia política, no nada más uno. Y lo más curioso es que dejamos hacer y deshacer a los nuestros, pero cuidado con los familiares de mi pareja, lo que hacen ellos es por mal, aunque tengan el mismo comportamiento que mi familia....
Hay de todo en la viña del señor, así como hay familias que ni parecen políticas y los ves en una convivencia y relación sana, unida, respetuosa; también están  esas relaciones peligrosas, en las que se manejan con pincitas, ya que cualquier detalle provoca no sólo un mal entendido, sino un pleito en potencia y la consiguiente toma de bando de aquellos que ni invitados o mencionados son, pero se solidarizan para hacer el pleito más grande...
Por qué hay esos problemas?? Sicólogos han expuesto trastornos, miedos, frustraciones de ambos lados para "justificar" las reacciones y los problemas. Para mi, se reduce en una palabra: Respeto. La falta de respeto se derivan en otras cosas.
Falta de respeto al hijo o hija, ya que no se respeta la decisión tomada al elegir su pareja. Por lo tanto se llega a "adjetivar" al yerno o nuera, por la simple razón de que "no es la persona adecuada"... según quién?
Pregunto: acaso los padres entregan a los hij@s un manual, instructivo o reglamento en el que se especifica el tipo de persona con el cuál no sólo pueden relacionarse, sino llegar a formar una familia? No. S pasan la vida diciendo que la persona debe tener valores, educación, aspiraciones, que debe ser solidaria, etc., etc.
Pero si uno encuentra alguien perfecto, resulta que para la familia o es flaco, gordo, prieto, demasiado blanco, muy intelectual, demasiado reventado, tiene risa de demente, con el auto incorrecto, viste como viejito o es hippie.... cualquier detalle es digno de critica y rechazo, sin importar lo que vale esa persona.
Y cuando ya la cosa se formaliza, hay boda o viven juntos, esos detallitos se exageran y todo es malo... mi hij@ merece algo mejor... y es ahí donde inician realmente los problemas. Uno se establece con su pareja y piensa que cuando vea su familia lo genial que es, todo cambiará. Algunas veces si, otras no.
Y los ataque son o muy sutiles o de plano frontales para que entienda el intruso o intrusa lo que se opina en la familia. Y se le exige que debe de cambiar, ganarse a la familia política, que aguante groserías, entromisiones, desplantes, chismes; porque ellos tienen ese derecho... Y cuidado con hacer algún comentario, queja, sugerencia, porque te hacen consejo familiar y dejan muy en claro qué no tienes derecho alguno ya que se te considera intrus@ e indigno de ser parte de tan loable, fina y maravillosa familia.
Falta de respeto al hij@, porque aunque se repita el casado, casa quiere; ahí están invadiendo la casa del hij@ entre semana (pasaba por auí y quise venir a saludarte) y en esa visita salen comentarios inofensivos relacionados a la ubicación y tipo de muebles (si son de precio accesible o el marido es codo o es un muerto de hambre que no puede darle más a mi princesa) revisar sin discreción si está limpia, ordenada, el acomodo de adornos, el baño... haciendo comentarios sarcásticos de aquellos detalles o cosas que no agraden.
O las visitas a la familia política, en las que comentarios referentes a los alimentos no se hacen esperar: "te preparé tu comida favorita, porque sé que si no es aquí no la comes en otro lado", "deja te consiento porque de seguro no lo hacen", "descansa, te veo mal, de seguro ni tiempo de darte una siesta después de comer puedes"...  comentarios con tono suave, meloso, de chiqueo, como queriendo ser amable, cómplice....
Falta de respeto a la pareja: porque lo que se compra y se hace en común acuerdo, a la familia no le gusta y claro! hay que culpar al recién llegado, porque uno no educó así a su querubín!! y viene el derecho de los padres de velar por el bienestar de su hij@: "por qué este detergente", "te dije que era mejor una casa, y cerca de nosotros para ayudarte, ya sabes que a ti no se te da mucho eso de estar sol@ y qué mejor que tener a tu madre cerca, para lo que se ofrezca@"; e inicia el interrogatorio de por qué esa marca de mayonesa, jabón, cereal, pasta de dientes, cortinas; pon alfombra, quítala; los muebles son muy oscuros o muy claros; por qué tienes perro o gato y de esa raza, o por qué no tienes; de todo hay un debate, de todo hay un pero...
Falta de respeto a la persona que se elige de pareja. La búsqueda constante de defectos físicos o de errores. Que si muy delga@, o gord@; o si es más alt@ o demasiado baj@; demasiado fashion, demasiado fachos@; que si sus gustos musicales son o muy nacos o si se siente div@ o muy cult@; que si lee, por el tipo de literatura, si no lee es ignorante, superficial o qué se yo; si tiene mucha ropa o zapatos es comprador compulsivo, derrochador de dinero, banal; que si no cocina es desobligada, si cocina nunca lo hará como la suegra; si es ordenad@ ni estamos a gusto no vaya a decir algo porque nos sentamos o caminamos en su pulcritud, si no es ordenad@ pobre de mi bebé viviendo en el caos total....
Y de esos detalles que de seguro para muchos son simples comentarios sin intención y sin afán de nada; empiezan los problemas. Porque el "intrus@" no va a aguantar mucho tiempo sin expresar su opinión o sin aclarar que la familia política es todo menos perfecta. Entonces el pleito será primero con la pareja, la lista de quejas y observaciones y después con su familia. Lo que derivará en una serie de enfrentamientos, dimes y diretes y la declaratoria de guerra.
Porque una cosa es destrozar al otro, tenemos una lista de justificaciones y argumentos que nos los permite. Pero que el otro nos quiera no destrozar, sino señalar nuestros defectos!! cuidado!! peor que herejia!! Ahí si entra la dignidad y el espanto y el desgarro de vestiduras: qué tremenda falta de respeto!!! quién se cree!!!
Ahí si se recuerda que existe el respeto, "somos tu familia, cómo tu espos@  se atreve a decirnos eso?"
Y se le piden explicaciones y disculpas, lo malo es cuando cada miembro de la familia se siente con derecho de exigir esas disculpas. Y si a alguno no le convencen el problema continúa, así que el pleito con uno se transforma en multitudinario.
Ya las reuniones familiares no son agradables, pues la familia política se agrupa en torno de los suyos para hacerle ver al yerno o nuera que están en su contra y esas manifestaciones son diversas: desde las indirectas hasta la grosería directa de no saludarle, o de desalojar una habitación cuando el imperfec@ llega, o de ignorarle en las conversaciones...
Y claro! ponerle adjetivos sin importar quién escuche. Lo peor de todo es cuando ya hay hijos y son ellos quienes terminas escuchando las maravillas que dicen de su papá o mamá, ya sea por boca de los abuelos, tíos o primos que también son enterados de la situación y felicitados cuando hacen alarde de ello.
Por lo tanto ya no importa ni la dignidad ni reputación. No falta el que exagere las situaciones o errores; el que haga de los supuestos realidades; el que en el chisme le ponga de su cosecha malas intenciones; quién no sólo invente, sino que implique a personas fuera de la familia haciendo el pleito más grande, ocasionando confrontaciones, fracturas e incluso el alejamiento permanente.
Falta de respeto cuando la suegra pide detalles de lo que ocurre en casa de su hij@ a terceras personas: vecinos, la señora del aseo, empleados, amigos, etc. Y no solo se conforman con saber qué ocurre, sino que tienen la bella ocurrencia de estar cuestionando a la pareja de su hij@ al respecto: si salió todo el día,  quién hizo de comer, quién fue por los niños a la escuela; si salió de compras, qué compró, por qué gastó; si tiene visitas, quién era, por qué los recibe sin que su hij@ esté en casa. Y se justifican argumentando de que su hijo se mata todo el día trabajando para que la nuera esté de floja, de socialita o de compras todo el día sin pensar en lo que su marido le da.... Como me dijo una amiga: pero ni protesta cuando se le da un regalo caro, o si se le presta una fuerte cantidad de dinero a otro de sus hijos (dinero que se sabe termina como regalo y no se vuelve a ver) Y no conforme con eso, tiene la "amabilidad" de poner al tanto de esa conducta más que vergonzosa al resto de su familia...
Falta de respeto al hij@, cuando minimizan la calidad de persona, intelecto, valores, moral, capacidad de la pareja. Y ridiculizan o se burlan de los errores de habla, o de escritura, o de protocolo. La frase más común es "pobre diabl@". No da una! Tan educado y propio que es el hij@ para que salga con un@ nacarand@ en potencia!!!  Y lo peor es que no está calificado para educar a mis nietos!!! Y vienen las "sugerencias" inocentes, de buena fe. Nada de regañar hijos delante de los suegros porque o termina siendo uno muy duro  (Atila era más razonable) o demasiado blando (más barco que el Titanic). En el face publicaron una frase "suegra no me diga como educar a mis hijos, vivo con uno suyo y crea que hay mucho que reclamar". Nadie es perfecto, sólo los suegros! Y más tratándose de poner en evidencia al incompetente con quien mi hij@ formó una familia.
Y cuando esa declaratoria de guerra se da ya no hay vuelta atrás. Unos y otros se enfrentan para demostrarle al hij@ y pareja que el otro es el malo. Que uno es el bueno y lo único que hace es abrirle los ojos del tremendo error que es tener a esa clase de gente en su vida.... Convirtiendo los pleitos de la familia en pleitos de pareja.
Y qué hacer? Ahí si está difícil. Porque lo primero es saber si la pareja está dispuesta a poner limites con su familia. Si no, los problemas continuarán y lo que queda por hacer es simplemente poner uno distancia con la familia política y no tener mucha interacción con ellos.
Otra amiga me decía que se llevaría a vivir con ellos a su mamá para que su marido viera lo que ella padece cada que va con su suegra! Medida radical, pero a veces es necesario que el otro se ponga en los zapatos de su pareja. Que se dé cuenta de que la cosa no es broma ni inocente. De que llega un punto que los comentarios, acciones, diferencias son tantas y tan fuertes que no es posible tener una relación así.
Lo peor del caso es cuando la pareja termina perdiendo el respeto por la familia política, cuando ya ni por el hecho de ser la familia del espos@ e hij@s se les tiene el mínimo de consideración. En ese punto ya es casi imposible cambiar criterios, sanar heridas, buscar reestablecer una buena relación, no por uno, sino por los que se quedan en medio del fuego cruzado.
Recordemos que no solo nosotros tenemos, cargamos o sufrimos una familia política. También nuestra pareja la tiene y lo que no nos gusta que nos digan o hagan sus familiares, de igual manera aplica para los nuestros. No se vale criticar las acciones de la familia política, cuando permitimos que nuestra madre, padre, hermanos, primos, se entrometan, critiquen, opinen, decidan argumentando que sus intenciones son más buenas que el pan...
Tampoco se vale que por el hecho de sentirse "apestado, relegado, rechazado" por la familia política, se sienta uno con derecho de insultarles o agredirles. El hecho de no tener el respeto del otro, no significa que debamos perderlo por nosotros mismos.
Si queda entendido que pareja es de dos. Que familia es la que formas con tu pareja e hijos; van de gane. Los demás, como ver llover y sin mojarse.Enseñarles a respetar nuestras decisiones, a nuestra pareja, nuestros conflictos, nuestros errores, nuestros fracasos, nuestra vida... Porque con quien decidimos seguir nuestro camino no fue con papá o mamá, ni con la hermana del alma o el hermano entrañable. Fue  con ese desconocid@ que se cruzó en nuestro camino y decidió ayudarnos a construir el resto del mismo cueste lo que cueste y sentarnos en la vejez a admirar lo recorrido, lo construido... lo vivido.
Y porque mañana seremos suegros... y la felicidad de nuestros hijos depende también del respeto que les demos como personas, a su pareja, a sus decisiones, a sus anhelos, a sus metas... no es fácil, es cierto, pero si uno no quiere repetir historias, aprendamos de ellas. Quizá ya no se puede componer la relación con la familia política, pero podemos ser una respetuosa familia política...