lunes, 9 de septiembre de 2013

CARTA PARA UN VARÓN CERCANO A LOS 40

Querido Miguel:

Esta vez quisiera hacer un pequeño homenaje público a tu persona.
Quiero recordar al joven que conocí a mis 17 años, a ese joven con alma de señor. Quien  con sus trajes, corbatas y barba, mostrando su infantil sonrisa; jugaba a ser mayor.
Quiero hacer un homenaje al joven ermitaño, algo huraño, introvertido, alejado y en ratos solitario. Que se antojaba hablaba más con sus libros que con los demás. El joven que prefería charlas entre sus amigos a salidas multitudinarias. El joven que hablaba con soltura frente a los demás que cara a cara con el desconocido.
Un homenaje a quien Dios decidió hace años fuese mi mejor amigo, pareja, compañero, cómplice. Con quien he crecido y madurado gracias a su paciencia, cariño, confianza, fe, entrega y decisión.
Quiero recordar el cómo al paso de los años ese joven ha crecido y madurado. Ha mostrado su inteligencia y su capacidad con creces. Quiero recordar como las inseguridades y miedos de antaño se convirtieron en fortalezas.
Hoy quiero declarar mi admiración a un hombre que superó con creces cada obstáculo real o imaginario que a lo largo del camino se presentaron. Mi admiración a para quien Dios, Familia y Patria  representa su baluarte y sus valores.
Podemos no estar de acuerdo en todo... tener opiniones y hasta metas diferentes... lo maravilloso es la manera en la que llegamos a un punto de equilibrio, de donde podemos crear, crecer y construir.
Quiero hacer un pequeño homenaje al hombre que sabe que sentirse vulnerable no es debilidad; que si llora, sabe que encuentra paz y fortaleza. Al hombre que tiene el reconocimiento y amistad de aquellos a quién admira.
Al hombre que es leal con sus creencias, congruente con su pensamiento y acción. Al hombre que sueña con ideales de igualdad y de grandeza para su país.
Quiero hacerte un homenaje por todo lo que eres. Por todo lo que has dado. Al joven que descubrió al paso del tiempo que no es sabio el que memoriza, el que razona todo, el que compite por tener más libros leídos; sino el que vive y pone en práctica lo aprendido a lo largo de la vida. Es sabio el que entiende al otro, el que ayuda al otro, el que sirve al otro.
Hoy quiero hacer un homenaje a un hombre que conserva su sonrisa de niño, su carcajada abierta y franca; su mirada tierna, cálida; su mano amable y firme; su paso sereno y seguro; al hombre que sigue siendo huraño, introspectivo; espiritual; al que día a día busca superarse en lo personal, profesional y espiritual. Al que no deja a Dios de lado, sino lo tiene de consejero permanente; al que busca afianzar sus pasos con la fe y los valores; al que busca la verdad y el transmitirla; el que trabaja por el bien y con el bien. El que es leal con los suyos. Al que es crítico  y propositivo. Al que sueña y construye.
Hoy te escribo a ti. Al hombre, al compañero. A quién me acompaña en mi camino. Quien me ayudó a crecer y madurar. A creer, a tener fe. Quien me da su brazo cuando me doblego. Quien me da su palabra cuando callo. Quien me da su sonrisa cuando lloro. Quien me da su paz, cuando mis demonios me acechan.
Hoy te escribo a ti, a tu bondad, a tu generosa alma que me ha enseñado a ser y a hacer. A vivir, a soñar.
Hoy escribo al hombre que Dios pensó para mi desde antes de nacer. A quién esta a mi lado. A quien me ha permitido tomar de la mano, acompañar, apoyar, querer. Con quien he decidido seguir mi camino hasta el encuentro con el Padre.
Hoy te escribo a ti, simplemente por ser tú, por estar aquí, por darme lo mejor, para ser mejor, por ti, por mi, por los dos...
Hoy te quiero hacer un homenaje por el gusto de hacerlo. Por el placer de recordar cada cosa, cada detalle que Dios puso en ti.
Hoy te hago un homenaje por ser mi sueño, mi tiempo... mi todo.