jueves, 27 de febrero de 2014

A los 40, más sabia o más vieja...

Cerca de una vuelta más al calendario de mi vida. Un año más que según se vea puede ser uno menos de vida o uno más de experiencia.
Y me he preguntado acumular calendarios me ha hecho más sabia? Más paciente? Menos criticona? Mejor persona? O sólo he coleccionado tiempo y momentos sin sacarles provecho?
Qué hace que una persona sea madura? el kilometraje recorrido, o las experiencias obtenidas en el mismo?
Qué hace que una mujer sea sabia y plena?
Dicen que una mujer que llega a los 40 es ya más segura de sí misma, de su cuerpo, de su entorno. Es una mujer que sabe cómo arreglarse, cómo caminar, cómo llamar la atención.
Los 40 son los nuevos 20... entonces si es así, somos una generación que no quiere envejecer. Que quiere seguir de fiesta hasta el amanecer.
Si son los nuevos 20 entonces no tendríamos la montaña de responsabilidades que se tienen a estas alturas: casa, hijos, trabajo, marido, padres, uno mismo. Y estaríamos leleando por la vida esperando lo mejor de ella, no batallar y sólo angustiarnos por saber qué zapatos y bolso van con lo elegido para la siguiente fiesta o salida de fin de semana...
Seríamos demasiado inseguras y acosaríamos al pobre marido todo el día... no me ha llamado; lo noté raro al despedirse; será cierto que llegará?; ese beso de despedida fue distinto, estará molesto?; y si le llamo para preguntarle?; por qué fulanita me saludó así? de seguro es porque envidia como me veo; si me compro ese vestido seré la envidia de todas!!!!....
Si son los nuevos 20 estaríamos aún buscando nuestro estilo, nuestra personalidad. Seguiríamos experimentando con la ropa, el maquillaje. Seríamos un desastre en la oficina o a mediodía e ir por nuestros hijos.
Si fuera cierto, yo estaría con bebé... iniciando mi vida. Madurando a pasos agigantados para poder ser buena esposa y madre.
Y si los 40 son los nuevos 30?? bueno, estaríamos en plena lucha laboral, algunas con hijos pequeños y el dilema de cómo conjugar las cosas de  la mejor manera. Seguirían con los malabares diarios para cumplir con todo.
Estaríamos con la pregunta al aire de si eso que apareció de pronto por la mañana es la marca de la almohada o el inevitable paso del tiempo en nuestro rostro; honestamente no sé por qué le llaman "paso del tiempo" si así fuera no haría estragos. Más bien las primeras señales de que el tiempo llegó para quedarse en nuestra cara; vivir en nuestro cuerpo y jubilarse cuando nos cansemos de teñirnos las canas...
Y esa pregunta ¿me estoy haciendo vieja? estará presente cuando notemos el trabajo de la gravedad en algunas partes de nuestro cuerpo. Reconozco que la gravedad se toma muy en serio su trabajo y lo hace bastante bien. Y empezamos a revisar nuestros brazos, abdomen, piernas, trasero, papada, cachetes... cualquier signo de flacidez o "debilidad" muscular es una alarma para nosotras y empezamos con la compra masiva de productos anti envejecimiento o de tratamientos para evitar lo inevitable...
Somos más seguras en los 30? no del todo. Vemos con recelo  a las de 20. Tememos en secreto que nos cambien, que noten la diferencia. Que nuestra jovialidad desaparezca. Que nos volvamos aburridas. Nos da cierto temor por más que lo neguemos de envejecer, de arrugarnos, de cambiar, de no poder controlar nuestro peso, de ver cómo nuestro metabolismo va cambiando poco a poco y se nos hace cada vez más difícil bajar de peso. Vemos como la llantita amenaza con inflarse, el vientre quiere liberarse y expandirse... Y entendemos que el ejercicio se va haciendo indispensable para poder mantener todo en su lugar y darle batalla a la mentada gravedad.
A los 30 no sabemos si seguimos siendo jóvenes o adultos (y crearon el término adulto joven para que no nos sintamos taaan mal).
Entonces? Simple: los 40 son los 40... ya pasamos por dos décadas que debieron servirnos para conocernos, para aceptar que la maternidad, la vida, el tiempo hace sus estragos en nosotras. Que cada cana, arruga, bultito, cicatriz y demás son marcas de batalla.
Los 40 son los 40, el cuarto piso... y vaya que no es simple hacerlo, porque no llegamos ahí con elevador, sino escalón por escalón a nuestro paso, a nuestro tiempo. A nuestro deseo o capricho. En ocasiones deteniéndonos un poco o corriendo, quizá nos brincamos un escalón, a lo mejor retrocedimos dos... pero seguimos adelante.
Somos más seguras?? deberíamos. Si vemos hacia abajo, podemos ver todo lo recorrido. En mi caso, sé quién soy, lo que soy; sé lo que puedo dar, lo que no; se lo que quiero dar y lo que no. Deberíamos sentirnos más seguras ya que dominamos más nuestro cuerpo, lo conocemos muy bien. Sabemos qué ropa nos queda perfecta y cuál debemos evitar. No necesitamos colgarnos el molcajete para llamar la atención. Tenemos más cultura, más preparación. La vida nos ha dado ya muchas lecciones.
Sabemos ser orgullosas y humildes. Reímos con la vida y con ganas, lloramos sólo cuando vale la pena. Sabemos el valor de un buen abrazo y agradecemos un ingenioso piropo. Nos sentimos cómodas con nosotras y caminamos haciéndolo saber. Sabemos que quién está a nuestro lado es por amor. Que la amigas son hermanas; que no es necesario verles todos los días y a todas horas; que estarán ahí para ti y tú para ellas. Qué las grandes pachangas son ahora reuniones en casa, charlas, anécdotas, recuerdos, tinto y canciones. El mejor vestido es el que te hace sentir tú misma.
A los 40 debemos ser mejores, no añorar tiempos pasado ni temer al futuro. No somos ancianas ni jovencitas. Se está justo a la mitad de la vida. Falta mucho por recorrer, mucho por descubrir, mucho por aprender.
Entonces nos hace más maduras la edad o lo recorrido? Ambas cosas, si a lo largo del camino hemos disfrutado, perdonado, amado, reído, llorado, caído, levantado... si viendo hacia abajo reconocemos que cada escalón ha forjado lo que somos en este momento. Si abrazamos nuestro pasado para encontrar cálido el presente y sentirnos libres para el futuro....