jueves, 6 de marzo de 2014

Para mi Rosy....

Hace tiempo una persona cercana se me acercó y me dijo "que le alegraba el ver que por fin quería a mi hija y se lo demostraba..." pues según veía desde que nació un rechazo de mi parte hacia ella. Por más que intenté demostrarle que estaba en un tremendo error, lo único que salía de su boca era "no es  cierto"... 
Y así sin más entendí que esta persona había decidido que yo apenas empecé a querer a mi hija y que no habría nada que la hiciera cambiar de opinión. 
No niego que me frustré durante un tiempo y buscaba en mi comportamiento algo que corroborará ese comentario. Es fecha que no encuentro un motivo por el cual se me acusara de algo tan bajo como es no querer a tu propio hijo.
Dios me dio tres. Me encargó a tres de sus ángeles para que los cuidara y educara pero sobre todo para que los amara tanto. Mis dos mejoras obras en la vida son mi matrimonio y mis hijos. Cada día abro más mi corazón y mi alma para darle más. Para que se sientan seguros, queridos, apoyados, confortados.
Ellos cuatro me enseñaron que puedo querer sin desconfiar, sin salir lastimada y que seré correspondida sin medida.
Mañana es el cumpleaños de la más grande. Ya llega a los 19. Y estos años han sido una aventura con ella. No han sido aburridos. Desde el momento que supe que iba a ser madre al día de hoy he vivido con ella grandes cosas y momentos. Aprendí a ser madre, amiga confidente. Asesora de modas, GPS, hombro sobre el cual llorar, alcahuete, consoladora de los afligidos, mano dura, mano firme y corazón de pollo.
Con ella he pasado tardes de maravillosas charlas, de cafecitos con tartas, de caminar simplemente, de acompañarnos, de momentos de acurrucarnos un rato en la cama sólo por el gusto de estar así.
Aprendí a entender su carácter (nada fácil por cierto), a ayudarla a manejarlo, a consolidar su personalidad. Aprendí a derretirme con su risa o con que llegue y se me restriegue en el hombro para que la abrace...
Ella sufrió los miedos de su madre joven y primeriza; de esa inexperiencia que me hacían más torpe de lo normal. Miedo hasta de quitarle el pañal o no darle de comer de manera adecuada. Miedo cada que lloraba y no saber de qué. Miedo de que tuviera frío o calor y yo no acondicionarle su espacio de manera adecuada... miedo a todo, incluso el miedo a que creciera, a que de repente no me necesitara, a no ser mas su confidente.
Ella sufrió mis inexperiencias y novatadas, como el ponerla sobre una bocina porque pensé era un banco; el llevarla a todos lados aún de noche. El escuchar música todo el día porque me encanta. El tener que convivir con adultos hasta que nació su hermana.
Ella entendió muy pronto su rol de hermana mayor, se enamoró a primera vista de sus hermanos. Los cuidó y consintió. Y por qué no decirlo, los regañaba antes que yo y se ponía muy en su papel de soy la mayor y me deben obedecer!! 
Ya mañana cumple un año más de vida. Y hasta en su llegada me dio tiempo para asimilarlo... 15 horas para que llegara y ese tiempo fue para mí crucial. En el hospital, en la espera de que naciera, mis miedos y dudas me crearon tremenda ansiedad, no había vuelta atrás. Y en esas horas de espera dejé de ser una simple joven de 20 años y me convertí en mamá. 
Más que felicitarla por un año más de vida, quiero agradecerle por llegar a la mía. Por hacerme reír, llorar, enojar, desesperar... por enseñarme la nobleza y el amor sin condición. Por ser tan buena hija y hermana por ser responsable que aún llegando tarde la escuela te acuerdas de darle el beso de buenas noches a tus hermanos, de que sepan que estás ahí. Porque a pesar de lo cansada de tu semana, te quedas a ayudarme y a consentirme. Porque ayudas a tu padre en la oficina con alegría, y estás dispuesta a darle la mano a quién lo necesite así sea llegar más temprano.
No necesito que esa persona que asegura no te quise o no te quiero cambie de opinión, sé que no lo hará. Y en realidad a estas alturas no me importa en lo absoluto lo que piense. Lo que me importa es ver lo afortunada que soy al tener a Rosy y sentir su cariño y detalles.
Hija: llegas a una etapa de tu vida que te cambiará tu presente y futuro. Estás forjando tu camino y porvenir. Cada día que pasa consolidas tu personalidad y tu vocación. Afirmas tus virtudes y vences tus errores. Ya no eres esa niña de sombreros y calcetas con listones. La que amaba las muñecas y los vestidos de vuelos y colores. Pero conserva esa alegría y esa espontaneidad; conserva tu capacidad de asombro y esa curiosidad que te hace leer y devorar libros; conserva esa sencillez de alma y de trato; cultiva esa nobleza y tus valores; desarrolla tus virtudes y haz de tus defectos la plataforma perfecta para superarte día a día. No olvides al prójimo: respétalo y valóralo, dale su lugar y aprende de cada persona que cruce por tu vida. Dios te bendiga y te ilumine en tu vida, te ayude a ser fuerte, sabía, congruente, feliz. Recuerda que siempre estaré aquí para tí si necesitas un abrazo, un consuelo, un beso, un chocolate, un consejo.
 Ama cada día y exprímelo!!!!