domingo, 10 de mayo de 2015

Mi regalo del día de las madres

Hoy es día de la madre. Para este día nos bombardean de manera insistente en que para hacer feliz a mamá hay que gastar un dineral, comprarle el refri, micro, sartenes, la plancha, la lavadora, el collar, el bolso... y que entre mejor el regalo, mejores hijos seremos.
La mercadotecnia nos llegó con todo. Los restaurantes llenos y sacando maravillosas promociones para llevar a mamá y festejarla como la reina de la casa se lo merece.
Y ahí estamos todos vueltos locos tratando de encontrar el mejor regalo¨para mamá. Saturamos los centros comerciales, los restaurantes, intentando este año ser mejores hijos que el año pasado.
En lo personal, mi día de las madres perfecto es muy simple: pasarlo con mis hijos, con Migue. Hoy desayunamos juntos, en el jardín, en pijama. Viendo a los gatos disfrutar el pasto y el sol, oyendo las aves cantar, compartir risas, conviviendo sin poses, simplemente por el gusto de estar los cinco juntos, creando para el mañana recuerdos y  anécdotas.
Como familia hemos pasado momentos muy alegres, difíciles, tristes. Hemos aprendido unos de otros a ser solidarios, a compartir, a entender el momento del otro. Mis hijos nos han dado lecciones de humildad, de cariño. Me han defendido a capa y espada, me han regañado, me han ayudado, me han cuidado.
Han entendido de manera sorprendente lo de tener una mamá trabajadora. No son exigentes en cuestión de cosas materiales. Pero sí lo son en cuestión de querer pasar tiempo con sus padres, aunque sean cinco minutos, los demandan, los exprimen, los disfrutan.... y Migue y yo lo agradecemos.
Este día no es especial por que es el día de la madre, es especial porque veo cómo mis hijos han madurado, han crecido, porque veo en ellos la nobleza, el amor, la sabiduría y los valores que Migue y yo les hemos inculcado desde pequeños. Este día no lo hago especial yo, lo hacen especial ellos.
No importan los regalos, importa el que quieran que este día sea en familia. Los cinco. Aunque sea en casa, frente a un juego de mesa, o viendo películas o simplemente platicando y bromeando. Importa el verlos felices, ver cómo cada uno va encontrando su camino, como van perfilando y concretando su personalidad, su carácter. Importa el ver como poco a poco sus intereses van formando sus metas. Importa como nos comparten sus sueños, sus miedos, sus ilusiones. Importa el cómo nos consultan, nos piden opinión, ayuda.
Y me enseñan día a día que son conscientes de sus cosas, de la casa, de la familia. Me enorgullece el ver cómo se cuidan, como se apoyan, como se procuran, como se hacen cómplices, como se regañan, como se corrigen.
No necesito un refri para sentirme una gran mamá. No necesito un bolso o un anillo. En realidad lo único que necesito lo tengo en casa. Y no necesito que me pidan me engalane para llevarme a un lugar caro para sentirme querida o apreciada.
Son los pequeños detalles de ellos los que van llenando mi día a día. El té en la tarde, el acurrucarnos un rato por la mañana antes de empezar el día, la charla de sobremesa; un rato mamá-hij@ caminando como lelos por un centro comercial o tomado un refresco. El chiqueo y los cinco minutos de cariño del diario; el que me ayuden en casa, el que se hagan responsables de sus cosas, el mensajito de la nada diciendo te quiero mami. El que me ayuden a doblar la ropa, el que saquen la basura, el que pongan la lavadora, el que arreglen la cocina.
Es increíble como las cosas más simples son las que más nos llenan el corazón y nos alimentan el alma y son las que duran para siempre en nuestra memoria, y las agradecemos y valoramos eternamente.
Hoy que es el día de la madre, doy un tributo a esos duendes que entraron en nuestra vida de manera intempestiva, que modificaron nuestra rutina, que nos desvelaron, que nos cansaron, que nos desesperaron. Hoy este día es de ellos, porque al final de cuentas por ellos soy festejada, por ellos soy madre, por ellos esa palabra de cuatro letras tiene para  mí el significado más hermoso y complejo de la tierra. Por ellos luchamos, por ellos nos esforzamos, por ellos somos mejores personas, por ellos nos cuidamos de ser buenos ejemplos. 
Hoy que es día de las madres, les propongo que agradezcan a sus hijos por estar, por ser, por elegirnos. Que nos prometamos darles lo mejor (que no es lo material ni lo más caro) que sigamos a su lado, que los hagamos sentir orgullosos de ser sus padres.
Este día para mí es especial, como lo son los otros 364 días y eso se los agradezco a mis hijos y a Migue, gracias a ellos, cada día es maravilloso, especial, único, una oportunidad de seguir juntos, de aprender, de compartir, de vivir.
Mi mejor regalo lo tengo todos los días y lo disfruto a plenitud. Mi mejor regalo es mi familia.
Y el tuyo, cuál es tu mejor regalo del día de las madres?